RECUPERAR LA CUENCA DE BOGOTA SI ES
POSIBLE
Los medios de comunicación proponen a diario recurrir a diferentes tratamientos: ahorrar agua, protegerse del sol, racionar el agua por horas, bombear agua de otro río, comprar un carro tanque para llevar agua a los barrios. Todos estos tratamientos son opciones para calmar la sed y el dolor que causan la sequía y el calor. Sin embargo, ninguno apunta a evitar o disminuir las causas y efectos de los climas extremos en el mediano y largo plazo.
En la búsqueda de soluciones para el mediano plazo, todos tenemos que participar: los habitantes de las grandes ciudades, los del campo y desde luego las instituciones y los gobiernos nacional, regional y local. Si volvemos a vestir nuestras cuencas andinas del bosque que rodeaba los cursos de agua y recuperamos la vegetación nativa en los páramos y protegemos los humedales, las altas temperaturas tendrán menos impacto negativo. Todos hemos sentido que debajo de un árbol hace menos calor, la temperatura puede bajar entre 5º y 10º. Algo similar le pasa a la tierra y el agua. Si en lugares estratégicos conservamos los bosques, estamos conservando agua para períodos secos y estamos regulando el clima. Donde no hay bosque, al llover toda el agua se escurre, el terreno queda expuesto al sol y la sequía vendrá pronto. Recuperar cuencas es manejar una de las causas del mal que estamos padeciendo. Los habitantes de las ciudades y el sector empresarial deben transferir recursos para contribuir a la conservación de la estructura ecológica principal que contribuye a la regulación hídrica. Las CAR deben cumplir con su misión primordial y utilizar los recursos públicos para conservar nuestras cuencas. Gobierno y ciudadanía debemos ser aportantes y veedores del buen uso de esos recursos. En las fincas, los propietarios deben cumplir con la función ecológica de la propiedad privada y ayudar a conservar los cursos de agua.
En la búsqueda de soluciones para el mediano plazo, todos tenemos que participar: los habitantes de las grandes ciudades, los del campo y desde luego las instituciones y los gobiernos nacional, regional y local. Si volvemos a vestir nuestras cuencas andinas del bosque que rodeaba los cursos de agua y recuperamos la vegetación nativa en los páramos y protegemos los humedales, las altas temperaturas tendrán menos impacto negativo. Todos hemos sentido que debajo de un árbol hace menos calor, la temperatura puede bajar entre 5º y 10º. Algo similar le pasa a la tierra y el agua. Si en lugares estratégicos conservamos los bosques, estamos conservando agua para períodos secos y estamos regulando el clima. Donde no hay bosque, al llover toda el agua se escurre, el terreno queda expuesto al sol y la sequía vendrá pronto. Recuperar cuencas es manejar una de las causas del mal que estamos padeciendo. Los habitantes de las ciudades y el sector empresarial deben transferir recursos para contribuir a la conservación de la estructura ecológica principal que contribuye a la regulación hídrica. Las CAR deben cumplir con su misión primordial y utilizar los recursos públicos para conservar nuestras cuencas. Gobierno y ciudadanía debemos ser aportantes y veedores del buen uso de esos recursos. En las fincas, los propietarios deben cumplir con la función ecológica de la propiedad privada y ayudar a conservar los cursos de agua.
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