jueves, 26 de mayo de 2016

cambio climático en 
bogota





El crecimiento de la población, los efectos de un sistema económico basado en el consumo y el mito del crecimiento continuo han generado presiones nunca antes soportadas por el medio ambiente. La desaparición paulatina del mundo “natural” y los crecientes impactos sobre los ecosistemas mundiales han trasformado el paisaje y la salud del planeta y han inducido una nueva dinámica denominada “cambio global”.
La humanidad se ha convertido en una poderosa fuerza transformadora del planeta cuyo impacto es tan fuerte que el período en que vivimos (en especial el último medio siglo) se ha denominado el “antropoceno”. La consecuencia de este cambio es que el planeta es y será cada vez menos predecible y rico ambiental mente. La humanidad nunca había enfrentado a un problema de semejante magnitud.
La expresión más evidente y dramática de este cambio global es el cambio climático, causado por la modificación de la composición química de la atmósfera debida a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Estos gases han sido emitidos en cantidades que superan las capacidades de los sistemas naturales para absorberlos, principalmente por la quema de combustibles fósiles, la de forestación y los usos insostenibles del suelo. En la era industrial el contenido de CO2 en la atmósfera ha aumentado un 40 por ciento, principalmente en los últimos 60 años.
El cambio climático es una amenaza global y los causantes del fenómeno son pocos pero poderosos. Hoy en día Estados Unidos y China son responsables de algo más de la mitad de las emisiones de GEI. China superó recientemente a Estados Unidos como primer contaminador y Brasil, India y Rusia siguen aumentado sus emisiones debido a su rápido crecimiento económico basado en el sistema globalizador y consumista que ya probó ser insostenible.
Este modelo de desarrollo es justificado porque mantiene un estilo de vida “deseable” para la población, a costa de un recurso global como es la atmósfera, y sin pensar en cómo se afecta a todos los países del planeta, sus ecosistemas y sus habitantes.
Se ha demostrado que los más perjudicados por el cambio climático somos los países pobres. Esto encierra una tremenda inequidad, pues países como Colombia deben pagar costosos y difíciles proyectos de adaptación a un problema causado por otros. Por ejemplo, las inundaciones de La Niña en 2010 y 2011 nos costaron cerca de 6.000 millones de dólares y dejaron más de 3 millones de damnificados.
A pesar de las innumerables advertencias, declaraciones y reuniones de alto nivel, la comunidad internacional ha sido incapaz de disminuir, ni siquiera un gramo, las emisiones de GEI. El mundo mira con expectativa la Cumbre de Cambio Climático que se reunirá en París a finales de este año, pues se cree que esta es la última oportunidad para abandonar el camino de la catástrofe, que será irreversible cuando la temperatura media planetaria aumente en 2 grados centígrados.
La estrategia adoptada para tratar de mejorar la situación es el llamado “crecimiento verde”, al cual se ha unido Colombia. En este sistema el Estado delega en el sector privado una parte muy importante de su responsabilidad como administrador del medio ambiente como un patrimonio público. Sin embargo es dudoso que la gestión empresarial pueda reemplazar al Estado y, en el fondo, esta estrategia es la continuación del sistema globalizaste de consumo, camuflado con frecuencia con un green washing, o apariencia de ecologismo.
nombre:maria paula león galindo
rUna densa capa de polución, sobre la ciudad de Shanghai en China.

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