¿Estamos preparados para La Niña?
Las emergencias por cuenta de sequías, inundaciones, deslizamientos y heladas se han duplicado, mostrando la vulnerabilidad del país al cambio climático y la necesidad de aumentar la capacidad de respuesta frente a sus efectos.
En las últimas semanas han aumentado las advertencias del Ideam sobre la inminente llegada al país del fenómeno de La Niña en el segundo semestre de este año, pues las probabilidades de que ocurra ya sobrepasan el 40 %. Este fenómeno climático se caracteriza por producir temperaturas frías, que incluyen un considerable aumento de precipitaciones e inundaciones en todo el territorio.
Debido a las altas probabilidades de que en 2016 Colombia se enfrente a un nuevo panorama de lluvias intensas, la Cámara Colombiana de la Infraestructura reitera las recomendaciones que transmitió al Gobierno Nacional, a raíz de los impactos generados por la ola invernal de 2010-2011, cuando se develó de forma dramática la vulnerabilidad de la infraestructura del país frente al cambio climático. Estas recomendaciones van orientadas a planear adecuadamente las obras que a mediano y largo plazo resuelvan la vulnerabilidad frente a eventos hidrológicos extremos, que impacten el sistema hidráulico y la infraestructura vial y férrea del país.
Para el componente hidráulico
Siendo Colombia uno de los cuatro países del mundo con mayor disponibilidad de agua, debe analizarse con todo el rigor y detalle la planeación, el aprovechamiento y el control del recurso, así como la prevención y atención de emergencias asociadas al cambio climático. De las recomendaciones hechas por la CCI se resaltan:
•Implementar el Programa Nacional de Proyecciones Hidráulicas, donde se revalúen los criterios con los cuales se han venido diseñando las obras hidráulicas, ya que, debido al creciente aumento de las intensidades y duraciones de las precipitaciones, los caudales estimados con las series históricas de lluvia deben ser cada vez mayores hacia el futuro.
•El procesamiento de imágenes de satélite en épocas en que se registran niveles altos a lo largo de los ríos principales permitiría identificar con claridad la magnitud y los límites de las áreas inundadas, para las cuales se deberá determinar el período de recurrencia acorde con el programa nacional de proyecciones hidráulicas.
•Estructurar un Código de Construcción y Reforzamiento de Diques, equivalente al Código Colombiano de Diseño Sismorresistente de Estructuras o al Reglamento de Agua Potable y Saneamiento Básico. Este manual debe considerar, regional mente y por cuenca, los tiempos de recurrencia de niveles máximos, separación mínima entre diques, bordes libres, materiales y métodos constructivos, filtros y revestimientos, entre otros. Esta norma debe convertirse en un documento de obligatorio cumplimiento.
•Conformar planes de ordenamiento para las grandes cuencas: Magdalena, Cauca, San Jorge, Meta, Atrato, San Juan, Caquetá y Putumayo. Estos planes estarán orientados al uso del recurso hídrico con propósito múltiple para navegación, generación hidroeléctrica, irrigación y recreación.
•Diseñar un programa de protección de las ciudades, playas, infraestructura y estuarios costeros, donde se articulen las acciones para mitigar el impacto y la afectación sobre las costas colombianas debido al incremento de los niveles medios del mar y el riesgo de huracanes. Medidas que deben ser impulsadas por un organismo especializado, que tenga la responsabilidad de planear, prevenir y atender las emergencias relacionadas con el recurso hídrico, donde se centralicen las funciones que hoy están dispersas en diferentes entidades. Este objetivo sería posible con la creación de un ministerio de recursos hídricos.
fuente:
http://www.elespectador.com/noticias/economia/estamos-preparados-nina-articulo-633889
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